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¿Realmente los Cristianos hemos Perdido el Enfoque?

¿Realmente los Cristianos han Perdido el Enfoque? Esta es una pregunta, que a esta altura de la vida, podría traer a contexto mucha más interrogantes.
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¿Realmente los cristianos hemos perdido el enfoque? Esta pregunta podría traer a contexto muchas más interrogantes y respuestas a esta altura de la vida. La verdadera intención de explorar este tema no es ponerme a sacar a relucir las deficiencias del ministerio cristiano actual.

Lo que siento en mi espíritu es el deseo de que el Espíritu Santo traiga luz sobre los pasajes bíblicos que estaremos viendo, para redescubrir el plan original que Dios ha enseñado y guiado por tantos años en su relación con la humanidad. Un enfoque que quizás, por las circunstancias de la vida y la expansión del reino, se pudo haber perdido en el camino.

Iniciemos juntos esta búsqueda sincera de la verdad, y que cada uno saque sus propias conclusiones al final.

Iniciemos por el enfoque de Jesús.

Iniciemos por el enfoque de Jesús. Mateo 6:33 dice: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas».

Jesús resume aquí una enseñanza sobre el afán y la ansiedad en relación con las necesidades básicas de comer, beber y vestirse. Sus palabras significan que si queremos garantizar todas nuestras necesidades en esta tierra y alcanzar el éxito, debemos buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura.

Por tanto, nuestro enfoque debe estar en «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia». Ahora bien, la clave está en entender cómo se busca el reino de Dios y su justicia. ¿Cómo acceder al reino de Dios y a su justicia?

¿Cómo acceder al reino de Dios y a su Justicia?

Primeramente preguntémonos, ¿Qué es el reino de Dios?

Marcos 4:26-28«El Reino de Dios es como si alguien plantara semillas en su campo. La semilla crece mientras él duerme; la tierra produce por sí misma, primero la hierba, después el grano. Pero cuando está maduro, entonces aparece la cosecha«.

Al iniciar diciendo «El Reino de Dios es como…», Jesús nos explica con una parábola algo conocido de la naturaleza para que entendamos este concepto espiritual. Nos enseña que el reino de Dios es como un proceso de siembra y cosecha. Podemos entender que el reino de Dios es un proceso donde se siembra para recoger fruto.

Las Escrituras nos explica cómo accedemos al reino de Dios, o sea al proceso de Dios:

Josué 1:8 dice: «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.»

Salmos 1.2-3 «Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.«

La Meditación es el proceso de siembra. Cuando meditamos de día y de noche en el libro de la ley estaremos guardando los principios del reino. Y estos cuando estén sembrados comenzaran el proceso del reino hasta que produzcan los frutos.

Cuando termina el proceso del reino, entonces manifestarás el reino en todas las cosas. «Porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.» «Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.«

Nuestro ser, herramienta del proceso del reino de Dios.

Deuteronomio 6:5«Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas«.

1 Tesalonicenses 5:23«Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo».

Todo nuestro ser está compuesto por espíritu, alma y cuerpo. El espíritu es la mente interior, donde residen nuestras convicciones y creencias. El alma reúne las emociones, los sentimientos y actitudes. El cuerpo expresa exteriormente lo que somos internamente.

La mente o espíritu influye al alma mediante los pensamientos. De ahí la exhortación bíblica de renovar el espíritu de nuestra mente. El alma a su vez influye al cuerpo, que expresa nuestras palabras, acciones y actitudes.

Entonces, para que el proceso del reino de Dios se manifieste plenamente, debemos amar a Dios con todo nuestro ser. Nuestra mente, creyendo y meditando la Palabra. El alma, sintiendo y adoptando los valores de Dios. Y el cuerpo, actuando en obediencia y buenas obras.

Así nuestro ser completo se convierte en instrumento para sembrar el reino de Dios y cosechar sus frutos de justicia.

¿Será que los cristianos hemos perdido el enfoque?

Según hemos visto hasta ahora, el enfoque que nos pide Jesús es buscar el reino de Dios y su Justicia. También hemos analizado a la luz de las Escrituras qué puede ser el reino de Dios y cómo acceder a él mediante la meditación diaria en la Palabra.

La Biblia nos enseña que Dios es Espíritu, es decir, principios, convicciones e influencia. Por tanto, nuestro enfoque debe estar en renovarnos en el espíritu de la mente, para producir los frutos del Espíritu y manifestar el reino.

Entendiendo el significado de Enfoque.

Profundicemos un poco más en el significado de «enfoque«. Viene del latín «focus» que significa hogar o lugar donde se enciende el fuego. Sus raíces indican «hacia adentro» y «donde se prende el fuego». Sus sinónimos son atención, concentración, devoción, adoración.

Con esto vemos la relevancia de enfocarnos con devoción en el reino de Dios, encendiendo fuego en nuestro espíritu, volcando nuestra atención hacia adentro para una renovación genuina. Es un llamado a tener a Dios como el centro de todo.

Conclusión.

Las Escrituras revelan que Dios es Espíritu, y busca verdaderos adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. Dios anhela que nos enfoquemos en buscar su reino y justicia, mediante la renovación de nuestra mente conforme a los principios de su Palabra.

El proceso del reino consiste en establecer las verdades divinas en nuestro espíritu, pues Dios no es una entidad física sino la personificación del amor, la bondad, la santidad y otros nobles principios.

Te animo a que saques tu propia conclusión respondiendo a la pregunta: ¿Será que como cristiano he perdido el enfoque? Para mí significa evaluar si Cristo es verdaderamente el centro de mi vida, o si he permitido que lo terrenal opaque lo eterno.

Oro para que el Señor nos ayude a recuperar y mantener el enfoque correcto, buscando primero su reino y no las cosas de este mundo. Que nuestra pasión sea agradarle en espíritu y en verdad.

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